El Barcelona, dominador del balonmano español este año, saltó al campo con menos ritmo que su rival, como si tuviera la cabeza en otro sitio o creyese que los triunfos anteriores le servían hoy. Así dio un margen a su rival para que consiguiera una ventaja que ya nunca perdió. El Atlético de Madrid llegaba a esta semifinal con más urgencias y lo demostró desde el inicio con mucha más intensidad que su rival, algo que resultó determinante.


Aunque no hay secretos entre estos dos equipos el Barcelona saltó al campo descolocado y sin ritmo, como si esperara más concesiones de su rival, y dio un margen al Atlético de Madrid importantísimo, tanto que le lleva a la final. La intensidad defensiva y la portería dieron la iniciativa de inicio al Atlético de Madrid, que vio como el Barcelona ni reaccionaba en ataque (tres goles en 14 minutos) ni era capaz de frenar a Aguinagalde y Källman.

Tras el primer cuarto de hora (3-6) el Barcelona trató de cambiar el partido de la mano de jugadores que salían del banquillo, como Raúl Entrerríos o Gurbindo y, por momentos, pareció reaccionar, también con la primera intervención de Sterbic. Pero aunque el partido ganó en velocidad el Atlético de Madrid no se descompuso. Aguinagalde asumió sus galones y Hombrados dio muestras de su clase en la portería para pasar de esos tres goles de ventaja a cinco en pocos minutos (7-12, minuto 26) e incluso aumentarla al descanso en uno más (8-14).

El Barcelona necesitaba correr en el inicio del segundo tiempo, que aparecieran sus mejores jugadores y que el Atlético de Madrid perdiera efectividad. Las dos primeras premisas se cumplieron, de la mano de Víctor Tomás, Rutenka y Daniel Sarmiento (8 goles entre los tres en un cuarto de hora).

Pero el Atlético de Madrid no falló. Perdió algo de velocidad y fue conservador por momentos, pero a la vez afianzó su juego y su renta en el marcador en torno a cuatro goles (20-24, m.15).

La tensión aumentó en la recta final del partido y eso benefició más al equipo interesado en que el partido perdiera cualquier ritmo, el Atlético de Madrid, que poco a poco asentó su renta (23-28, m.23) y empezó a creer en la victoria ante el que ha sido su verdugo de esta temporada en todas las competiciones. Hasta que llegó la Copa.

Fuente | Sport